La guitarra tiene un valor de $2000, y lógicamente un valor incalculable sentimentalmente hablando para el difunto, a quien se le quiso homenajear llevando consigo a la tumba su más preciado instrumento, con el cual tocó durante 40 años. Al parecer el ladrón es un trabajador del cementerio de 39 años, a quien se le descubrió junto a la bonita Fender Telecaster color crema en su habitación. Tras ser detenido por la policía confesó que tiene “respeto por los instrumentos musicales selectos”. Al parecer al ladrón no le gustaba la idea de que una guitarra como esa estuviera enterrada en un ataúd, sin poder ser tocada, y se declaró el salvador del instrumento.
Finalmente, la guitarra ha vuelto con su propietario, seguirá enterrada junto a él por el resto de la eternidad, o eso esperamos.