Mis amigos de Metal Symphony me han pasado la crónica que han realizado del concierto que ofreció Joe Bonamassa en Madrid el pasado 1 de octubre en el Teatro Circo Price.
A continuación podéis leer un extracto, al final encontraréis el enlace por si queréis leer la crónica completa.
Tras una espera amenizada con el Holy Diver de Dio y el Two Minutes To Midnight de Maiden, se presentó Bonamassa ataviado con un impecable traje negro y empuñando una Gibson Les Paul, y sin más atacó la primera canción de la noche, una enérgica versión del Craddle Rock de Rory Gallagher espectacular y en la que quedaron claras unas cuantas cosas desde el principio. Que el público estaba rendido de antemano a sus pies, que la banda de Bonamassa suena cómo un cañón, con una sección rítmica formada por el gran bajista Carmine Rojas y el batería Bogie Bowles, y el teclista Rick Melick y que no íbamos a presenciar un concierto de blues al uso.
Le siguió la más tranquila So Many Roads, en la que escupió unos cuantos solos de quitarse el sombrero. A esta le siguió When The Fire Hits The Sea, de su buenísimo último disco en solitario, Black Rock, en donde demuestra que a pesar de tener un pié firmemente enraizado en el blues con el otro patea tanto el Rock sureño, el Hard Rock y lo que se le ponga por delante.
So Its Like That, una de las canciones más puramente blues de la noche dio paso a una impresionante If Heartaches Were Nickels, uno de los momentos álgidos del concierto. Una canción llena de sentimiento y en la que Bonamassa despliega toda su técnica y toda su capacidad para ejecutar un solo que literalmente pone los pelos de punta, y en la que la gente le brindó una ovación atronadora. Sencillamente genial.